El día de su audición, Monty estaba tan nervioso que se bebió tres tazas de té. Cuando llegó a la cita concertada en el teatro Alvin, se paseó despacio y sereno por el escenario, con la cabeza muy erguida "como un principito", según alguien comentó. Vestía un traje de franela gris perfectamente planchado, de Brooks Brothers, sus zapatos estaban impecablemente limpios y sus cabellos y cutis resplandecientes. Situándose de frente como cuenta Patricia Bosworth, concedió a todo el público que se encontraba en el teatro el privilegio de una solitaria y destelleante mirada y luego estrechó la mano de Lynn Fontanne con una inclinación.
- Casi nos pareció oír chocar sus talones - comentó el actor Bill Le Massena.
Elaine Anderson, la mujer del escritor John Steinbeck, recuerda haber oído exclamar suavemente a Alfred Lunt:
"¡Mirad qué nos ha traído el viento!"
En cuanto comenzó a leer su papel, los Lunt captaron la vitalidad creadora de Monty. Aunque su instinto no estaba totalmente centrado y todavía tendía a mostrarse algo superficial, mientras leía el papel irradiaba su talento natural.
- Casi nos pareció oír chocar sus talones - comentó el actor Bill Le Massena.
Elaine Anderson, la mujer del escritor John Steinbeck, recuerda haber oído exclamar suavemente a Alfred Lunt:
"¡Mirad qué nos ha traído el viento!"
En cuanto comenzó a leer su papel, los Lunt captaron la vitalidad creadora de Monty. Aunque su instinto no estaba totalmente centrado y todavía tendía a mostrarse algo superficial, mientras leía el papel irradiaba su talento natural.
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