En la nueva encuesta que hay en la columna de la derecha, os pregunto cuál sería el mejor homenaje o el que querrías darle a Montgomery Clift.
En este post hablaré del mismo desde mi punto de vista.
Vaya por delante, mis disculpas al propio Monty. Él, alejado de la fama, que no comprendía ni quería saber nada del fenómeno fan (aunque le halagaba las atenciones que recibía), no vería con agrado este blog. Os puede extrañar que lo diga pero soy consciente de ello. El por qué lo tengo y continuo con el blog es precisamente porque pienso que Montgomery Clift merece ser reconocido como uno de los mejores actores del cine. Y porque su personalidad es tan fascinante como atrayente su físico.
Pero no puedo remediar que me guste enormemente y que me interese su vida y todo lo que le rodea. Saber de Monty es, además, respetar al otro, al distinto. No juzgar, sólo observar y comprender.
Me da rabia pensar en la incomprensión cuando no el desprecio de Hollywood, hacia él. Actores, directores y productores le dieron de lado y acabaron marginándolo. Su comportamiento y sus adicciones pueden justificarlo pero hoy, 50 años después, su homosexualidad no sería motivo de rechazo, sino de total acogida.
Cuando premiaron a Brokeback Mountain en los Oscar de 2006, pensé que sería un merecido reconocimiento que citaran a Montgomery Clift. Pero luego me di cuenta, que el afán de homenajear puede, una vez más, hacernos olvidar al propio homenajeado. Hoy día a Montgomery Clift se le incluye en la lista de los gays del Hollywood clásico como uno más. Pero no fue así. Él mismo, con sus complejísimos problemas emocionales, no aceptó su homosexualidad. Es cierto, que vivió su condición sexual con temor y hasta con vergüenza de ser descubierto y que le afectara a su trabajo pero su homosexualidad fue un hándicap a su propia estabilidad emocional. Hoy día, hablar de un Monty gay como lo fue Rock Hudson es un outing que heriría al propio Monty.
En este post hablaré del mismo desde mi punto de vista.
Vaya por delante, mis disculpas al propio Monty. Él, alejado de la fama, que no comprendía ni quería saber nada del fenómeno fan (aunque le halagaba las atenciones que recibía), no vería con agrado este blog. Os puede extrañar que lo diga pero soy consciente de ello. El por qué lo tengo y continuo con el blog es precisamente porque pienso que Montgomery Clift merece ser reconocido como uno de los mejores actores del cine. Y porque su personalidad es tan fascinante como atrayente su físico.
Pero no puedo remediar que me guste enormemente y que me interese su vida y todo lo que le rodea. Saber de Monty es, además, respetar al otro, al distinto. No juzgar, sólo observar y comprender.
Me da rabia pensar en la incomprensión cuando no el desprecio de Hollywood, hacia él. Actores, directores y productores le dieron de lado y acabaron marginándolo. Su comportamiento y sus adicciones pueden justificarlo pero hoy, 50 años después, su homosexualidad no sería motivo de rechazo, sino de total acogida.
Cuando premiaron a Brokeback Mountain en los Oscar de 2006, pensé que sería un merecido reconocimiento que citaran a Montgomery Clift. Pero luego me di cuenta, que el afán de homenajear puede, una vez más, hacernos olvidar al propio homenajeado. Hoy día a Montgomery Clift se le incluye en la lista de los gays del Hollywood clásico como uno más. Pero no fue así. Él mismo, con sus complejísimos problemas emocionales, no aceptó su homosexualidad. Es cierto, que vivió su condición sexual con temor y hasta con vergüenza de ser descubierto y que le afectara a su trabajo pero su homosexualidad fue un hándicap a su propia estabilidad emocional. Hoy día, hablar de un Monty gay como lo fue Rock Hudson es un outing que heriría al propio Monty.
No obstante, un Oscar honorífico póstumo podría ser un buen homenaje. Yo me imagino a Elizabeth Taylor toda emocionada hablando en la entrega. En realidad, sería un excelente homenaje y toda una bofetada a la Academia por semejante desagravio. Pero me plantearía un dilema parecido al anterior: por qué hacer ahora lo que no se hizo entonces. Mejor dejar las cosas como está: Montgomery Clift consiguió una nominación con su primer papel cinematográfico y otras 3 nominaciones. Es la mejor demostración del talentazo que tenía.
Aquí en España, se nos ocurriría poner su nombre a una calle, a un edificio. En Estados Unidos quizá sean más dados a las estatuas. O poner su nombre a un teatro o a unos premios.
¿Creéis que Montgomery Clift es suficientemente conocido? Yo me alegro de que no sea un actor de masas y tener que encontrármelo en tazas y almohadas. Pero a veces dar con alguien que sepa de él y su filmografía es un milagro. Bueno eso me pasaba antes, ahora con Internet por fin encuentro a cinéfilos de buen gusto y mejor apreciación.
Montgomery Clift es único. Lo fue en talento y en vivencias. Y algo que no se suele comentar es lo trabajador que era. No sólo era muy meticuloso en su trabajo y se preparaba concienzudamente para cada papel, sino que vivió por y para su profesión. En los últimos años, le dolió en el alma que no pudiera seguir actuando. Él decía que era lo único que sabía hacer.
¡Y qué bien lo hacía! Esa contención de gestos, esa mirada de múltiples efectos, la identificación absoluta con el personaje.
Ver sus películas, una y otra vez, disfrutar enormemente con ellas como nos pasa; hablar de sus personajes, de las intenciones, particularidades y alcances de los mismos; es el mejor homenaje que podemos darle al bueno de Monty.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo contigo
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