Fue la primera secretaria que tuvo Montgomery Clift y trabajó para él de 1949 a 1954. En la biografía de Patricia Bosworth se cuenta como empezó a trabajar y lo que vivió junto al actor.
En 1949, Monty estaba recibiendo mucho correo de sus fans y tantos guiones que contrató a una secretaria toda la jornada. Cabe destacar en qué fecha tan temprana, pero es muestra del estrellato repentino que había alcanzado Monty. Arline Cunningham, era una joven de diecinueve años, descrita como una efervescente morena que procedía de una familia venida a menos de Pennsylvania. También cuenta de ella que después de ver Red River (Río Rojo, 1948) había cogido el autobús Greyhound hacia Nueva York con el deseo de conocer a Montgomery Clift. Lo sorprendente de la historia es que localizó al actor.
Llegó al apartamento de Monty Clift en Park Avenue y al llamar al timbre, le abrió Brooks Clift quien la recuerda así:
"Era esa encantadora muchacha preguntando '¿Vive aquí Montgomery Clift?' ".
Monty no estaba, pero le hizo entrar y charlaron de Río Rojo. Luego la ayudó a buscar alojamiento. Al cabo de unas semanas, Arline consiguió un empleo como mecanógrafa en la MCA y pronto se abrió camino hasta convertirse en la secretaria de Jay Kantor, que era uno de los principales agentes de Monty en Nueva York.
En 1949, Kantor le pidió que saliese en una limusina hacia Idlewild y le dio estas instrucciones:
"Recoges a Monty Clift. Viene de Hollywood, reúnete con él, dale estos guiones y acompáñalo a casa."
Arline hizo lo que se le había ordenado, pero también entretuvo a Monty tranquilamente en el camino de regreso a Manhattan. Según Patricia Bosworth, Monty quedó hechizado por su serenidad y su aparente tranquilidad interior.
La contrató a media jornada para que leyese y comentase sus guiones, respondiera su correo y al teléfono y para que, en general, organizase su apretada agenda. Paulatinamente comenzó a depender de su criterio y de sus opiniones y quedó absorbida en su vida. Empezó acompañándole a los escenarios y al teatro. Pasaba los fines de semana con Monty y Roddy McDowall en la finca de Libby Holmna (me imagino que se trata de Treetops). Es curiosa la simbiosis de las dos vidas sin que entre ellos hubiera una relación. Por otra parte, Monty era capaz de mostrarse muy tenaz cuando quería algo pero al mismo tiempo dependía de los demás.
Arline fantaseaba vagamente sobre convertirse en actriz, pero nunca fue más allá de sus palabras.
Rosemary Santini, que la conoció cuando ambas vivían en Greenwich Village la recuerda así:
Ella era maravillosa, quitaba la respiración. La calificaría de una belleza exuberante como Elizabeth Taylor, a quien en cierto modo se parecía: tenía grandes senos, piel aterciopelada, enormes y chispeantes ojos y era muy sensual. Podía estar simunlando una gran diversión y reírse a carcajadas y de repente, se encerraba en sí misma y se volvía inalcanzable. Uno pensaba que era muy extraña.
Arline se enamoró de Monty, pero por entonces todas estaban enamoradas de él. Monty representaba una nueva clase de hombre en los desmayados años cincuenta Un muchacho que era poeta, vulnerable y alborotado y que no le importaba demostrarlo. Incluso creo que Arline vivió un tiempo con Monty, pero nadie parece saber si llegaron a consumar sus relaciones.
Ella también recuerda haberles visto juntos en una reunión
págia 148
En 1949, Monty estaba recibiendo mucho correo de sus fans y tantos guiones que contrató a una secretaria toda la jornada. Cabe destacar en qué fecha tan temprana, pero es muestra del estrellato repentino que había alcanzado Monty. Arline Cunningham, era una joven de diecinueve años, descrita como una efervescente morena que procedía de una familia venida a menos de Pennsylvania. También cuenta de ella que después de ver Red River (Río Rojo, 1948) había cogido el autobús Greyhound hacia Nueva York con el deseo de conocer a Montgomery Clift. Lo sorprendente de la historia es que localizó al actor.
Llegó al apartamento de Monty Clift en Park Avenue y al llamar al timbre, le abrió Brooks Clift quien la recuerda así:
"Era esa encantadora muchacha preguntando '¿Vive aquí Montgomery Clift?' ".
Monty no estaba, pero le hizo entrar y charlaron de Río Rojo. Luego la ayudó a buscar alojamiento. Al cabo de unas semanas, Arline consiguió un empleo como mecanógrafa en la MCA y pronto se abrió camino hasta convertirse en la secretaria de Jay Kantor, que era uno de los principales agentes de Monty en Nueva York.
En 1949, Kantor le pidió que saliese en una limusina hacia Idlewild y le dio estas instrucciones:
"Recoges a Monty Clift. Viene de Hollywood, reúnete con él, dale estos guiones y acompáñalo a casa."
Arline hizo lo que se le había ordenado, pero también entretuvo a Monty tranquilamente en el camino de regreso a Manhattan. Según Patricia Bosworth, Monty quedó hechizado por su serenidad y su aparente tranquilidad interior.
La contrató a media jornada para que leyese y comentase sus guiones, respondiera su correo y al teléfono y para que, en general, organizase su apretada agenda. Paulatinamente comenzó a depender de su criterio y de sus opiniones y quedó absorbida en su vida. Empezó acompañándole a los escenarios y al teatro. Pasaba los fines de semana con Monty y Roddy McDowall en la finca de Libby Holmna (me imagino que se trata de Treetops). Es curiosa la simbiosis de las dos vidas sin que entre ellos hubiera una relación. Por otra parte, Monty era capaz de mostrarse muy tenaz cuando quería algo pero al mismo tiempo dependía de los demás.
Arline fantaseaba vagamente sobre convertirse en actriz, pero nunca fue más allá de sus palabras.
Rosemary Santini, que la conoció cuando ambas vivían en Greenwich Village la recuerda así:
Ella era maravillosa, quitaba la respiración. La calificaría de una belleza exuberante como Elizabeth Taylor, a quien en cierto modo se parecía: tenía grandes senos, piel aterciopelada, enormes y chispeantes ojos y era muy sensual. Podía estar simunlando una gran diversión y reírse a carcajadas y de repente, se encerraba en sí misma y se volvía inalcanzable. Uno pensaba que era muy extraña.
Arline se enamoró de Monty, pero por entonces todas estaban enamoradas de él. Monty representaba una nueva clase de hombre en los desmayados años cincuenta Un muchacho que era poeta, vulnerable y alborotado y que no le importaba demostrarlo. Incluso creo que Arline vivió un tiempo con Monty, pero nadie parece saber si llegaron a consumar sus relaciones.
Ella también recuerda haberles visto juntos en una reunión
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